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Entre todos la mataron y ella sola se murió…

Pués si, como dice nuestro acertado refrán popular «Entre todos la mataron y ella sola se murió», esa es la sensación que tengo en cuanto a la tauromaquia, entre todos estamos llevándola a un punto donde cualquier día no haya retorno y nadie asumirá su parte de culpa.

Aquí, en ésta inmensa tarta que representa la culpa, todos tenemos nuestra porción de tarta pero ninguno la asumimos y la aceptamos, comenzando por los aficionados los cuales tenemos nuestra porción de culpa pertinente y aún así muchos creen que no es así, ya son varias las décadas que llevo como aficionados y año tras año escucho las mismas quejas, los mismos lamentos y los mismos comentarios por parte de los aficionados, aficionados que en muchas ocasiones parece que tenemos la solución a todos los problemas de cuales quiera que sea el tema. Quién no conoce a ese «cuñao» que viendo la formula uno tiene la solución de como tienen que gestionar el coche de un piloto para que gane, mientras que ingenieros de los mas punteros y con maquinaria de ultima generación se comen un mojón como el sombrero de un picador por no aplicar lo que nuestro «cuñao» decía desde el sofá con una cerveza en la mano. O ese mismo «cuñao» que sabe como cualquier equipo tiene que jugar y que cambios tiene que hacer para ganar cualquier trofeo sin despeinarse, pues ese, ese mismo «cuñao» es el que tiene la fórmula mágica para hacer ferias taurinas de categoría, con carteles bien hechos y del gusto de todo el mundo, pero, fíjate tú que es aquí donde comienza la controversia, nunca, jamás, en las décadas que llevo como aficionado he visto una feria o un simple cartel de toros al que los aficionados no le pongan un «pero» o que no le guste por que falta tal o cual torero, o por que la ganadería no es de su gusto.

En todas las ferias hay quien hecha en falta a tal o cual torero, o a tal o cual ganadería, pero entonces que hacemos? quitamos a los que están para complacer a los que se quejan y los que ahora están callados se quejarán por que faltan esos toreros que acabamos de quitar para meter a los que no estaban, para darle solución hacemos una feria larga en la que no falte ni un solo torero?, no es viable y evidentemente sería algo insostenible. Los aficionados tienen la sartén por el mango y con ella la solución, hay que ser consecuentes y si la gente clama a viva voz en cualquier red social o en cualquier grupo de whasapp que está harto de las figuras, la solución es sencilla, no comprar las entradas y con no ir a la plaza estamos a camino. Así sea Morante, Roca Rey, Castella o Frascuelo de que en varias ocasiones el papel se quede por vender, serán los propios empresarios los que cambien de intervinientes en sus tardes de toros.

Con lo cual de nada sirve quejarse de los carteles si los aficionados siguen que no están de acuerdo siguen yendo a la plaza, los empresarios seguirán ofreciendo el mismo menú tarde tras tarde. Pero claro, esto es la pescadilla que se muerde la cola, los empresarios, es muy fácil decir desde fuera de cualquier empresa que ese cartel no gusta, o que falta tal o cual torero, señores, los empresarios son eso, empresarios y se juegan su dinero para sacar un beneficio, como todo hijo de vecino que tiene una empresa, con lo cual esos empresarios seguirán llevando una y otra vez a los mismos toreros, mientras salgan los números o las perdidas sean escasas los empresarios serán de lo que sigan tirando día tras día y feria tras feria. Les falta razón a los empresarios en hacer lo que hacen? ni la más mínima, cualquiera que ponga su dinero en juego lo que pretende es rentabilizarlo. Entonces que parte de culpa tienen los empresarios en la tarta que comentamos al principio?, Su parte de culpa es la de consentir a los toreros,  la de permitirle a muchos de ellos confeccionar los carteles a su antojo y capricho, carteles que muchos condicionan y que por ende volverán a ser lo mismo una y otra vez. Todos los empresarios deberían de ser capaces de negociar de manera individual con cada torero, sin condiciones, «mire usted, usted viene esta tarde a torear y los otros dos espada que yo ponga en el cartel a usted le tiene que dar igual» y con los toros más de lo mismo,»señor matador, cuanto importan sus honorarios?… tantos miles de euros?, aquí tiene y usted torea los toros que yo le ponga por delante». Evidenteme esto es mucho más fácil de decir que de hacer, los entresijos de una corrida son muchos más y más complicado que simplemente esto a lo que me acabo de referir, pero muy seguramente sería un principio y una parte de la solución.

Otra buena parte de la mencionada tarta en el inicio del artículo también pertenece a los toreros, vaya por delante que todos, absolutamente todos tienen mi admiración, alguien que se juega la vida delante de unos pitones merece todo el respeto del mundo guste o no guste su forma de torear. Pero una cosa es respetar al torero cuando está en la plaza doblegando la embestida del «de las patas negras» y otra cosa es estar de acuerdo con las exigencias y condicionantes que imponen muchas veces, estamos plenamente de acuerdo en que gracias a muchos de ellos se llenan los tendidos, pero negativas a torear un torero con otro, negativas a torear tal o cual ganadería, el exigir muchas veces unas pretensiones económicas poco menos que astronómicas, negativas a ser televisados, o cualquier otro condicionante, dan como resultado más de lo mismo, los mismos carteles día tras día y como consecuencia los mismos comentarios de los aficionados.

Señores, bastante atacada y ninguneada está ya la tauromaquia como para que entre todos la terminemos matando y ella sola se acabe muriendo.

Tenemos la tremenda suerte de vivir en un país con la afición más bonita del mundo, la tauromaquia, muy pocos países tienen la oportunidad de ver como un hombre domina la fuerza y la bravura de un toro que en muchas ocasiones rebasa los  500 kilos sobradamente, ver como se le da forma a una obra artística en directo, como con un «trapo» se hace ir al toro de una punta a la otra 20 veces con la mayor de la nobleza que un animal puede tener.

Tenemos la suerte de vivir la afición más noble del mundo, donde toro y torero se miden mutuamente en un combate del que pueden salir vivos los dos. Tenemos una fábrica de sueños que nos vuelve locos a aficionados, empresarios, ganaderos, toreros y todo aquel que sabe lo que es que tener la piel erizada con una faena.

Por suerte cada día contamos con más administraciones públicas que muestran el apoyo a la tauromaquia, pues no lo fastidiemos ahora, cambiemos todos nuestra porción de tarta de culpabilidad por una porción de tarta de arrimar el hombro, que seguro que todos, del primero al ultimo lo podemos hacer.

Vamos a evitar lo que dice el titulo del articulo, vamos a evitar que entre todos la matemos y ella sola se muera.

Larga vida a la tauromaquia y gloria a los que disfrutan con ella.

1 comentario en «Entre todos la mataron y ella sola se murió…»

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